miércoles, 16 de diciembre de 2015

Je suis Paris.


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“La deambulación por las calles es grata. Ese punto deseado de contacto espiritual lo voy a encontrar. Lo presiento. Como vivo cerca de La Magdalena, mis paseos son frecuentemente en el núcleo de esta barriada. La Magdalena y la estación de San Lázaro son como el tuétano de este barrio populoso y distinguido. Las tiendas son elegantes. El buen gusto ordena con finura  en los escaparates las ricas mercaderías. Las mercaderías en sí mismas son, en verdad selectas. Las líneas y el color para el comerciante parisino no tienen secretos. En una mañana gris, invernal, de un invierno templado, el transeúnte camina despacio. ¿Es que no hay color en París? .  ¿Es que los pintores pintan gris?. Desde un altozano, desde un puente del Sena  la vista se espacia… ¿Qué hay en las calles de París por donde voy caminando?”

(Del libro “Españoles en París” de José Martínez Ruiz  “Azorín”)

 

 
 
 
 
 
Trece de Noviembre de dos mil quince. La tarde es templada en un otoño templado y los colores ocre y plata de este otoño tardío rezuman su brillo a la luz de las farolas. No lo esperas, no lo imaginas, no piensas que las balas asesinas, de odio y sinrazón, surquen la tarde tiñéndola de roja ahogando tantas y tantas vidas. No das crédito, la razón no puede apretar un gatillo indiscriminado, aleatorio y asesino. No hay razón que lo explique, no hay idea que lo avale, no puede haber palabra que lo acredite.

La razón, la idea, la palabra que poco tienen que ver con las balas. La libertad, la cultura y la paz tampoco y cuán de rojo se han teñido en un hálito de luto negro, rufián , vil y despreciable.

¡Qué gran valor tiene la vida!, tantas y tantas perdidas, todas antes de tiempo, a todas les faltó vivir, a sus amigos, a sus familias, a todos les falta la vida.

Malditas balas disparadas de odio y cruel destino, asesinos de sueños y vivencias, de los colores ocre y plata, de los grises de la tarde. No es la cultura la que mata, ni musulmana, ni cristiana, no es la cultura la que mata.

A partir de ahora la paz debe ser el objetivo, la política el medio y los fusiles… que no hablen los fusiles, que sólo hable la paz, que sólo hable la cultura.

El recuerdo enorme para todos los que el trece de Noviembre en el atardecer parisino cayeron víctimas del odio, la sinrazón y el fanatismo. Justicia y paz.

 


 
 
 
 
                                                               “TODOS HEMOS SIDO PARIS”









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