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Cartel año 1992
No hace tantos años que
el mes de Septiembre era un mes muy especial, especial en todos los sentidos
pues en él se aunaban, aún hoy ocurre así, una serie de elementos que lo hacían
y hacen deseado, con esperanza por unos
y por los más con una combinación de sentimientos que al igual que el verano y
el otoño que confluyen a su final, se mezclan en un combinado meteorológico difícil
de predecir y no por ello menos deseado.
Los agricultores ya han terminado las labores del estío en
las eras y el grano está en los atrojes de las cámaras y los pajares de las casas. Es
hora de atender los maíces, el tabaco y la remolacha con la Vega en un estado febril rebosando actividad por
todos los lugares, desde la Fuente de Juan Sánchez hasta la del Malnombre, El
Agia y Los Prados hasta Las Alberquillas. En los secanos también es tiempo de
arar y preparar los terrenos para las siembras de finales de mes y comienzos de
Octubre…y entre día y día la almendra que a los jóvenes nos da la oportunidad
de ganar algún jornalillo y aliviar con ello las telarañas de las carteras,
siempre faltas de pesetas al bolsillo y la vista puesta en la la Feria que se
avecina. Todo ello sacando tiempo y poder estudiar alguna asignatura si quedó
pendiente, preparar las matrículas, comenzar las clases los pequeños de la casa
o el instituto los jovencitos con los desplazamientos que conlleva a Granada, a
Churriana, o a Dúrcal hasta hace… casi
nada.
Las noches ya comienzan a refrescar y los paseos por los
jardines de la estación con alguna Pepsi o un biter en “El California”, “El
Oasis” o la Piscina siguen siendo el pan del espíritu de la tarde, las primeras
palabras con las chicas, seguirlas pensando que no se dan cuenta y lo que
hacían era llevarnos por donde quieren, las primeras miradas condescendientes, los
primeros escarceos de los más lanzados, en fin
son las tardes de Septiembre más llevaderas para los grandes por los trabajos en el campo
y los jóvenes por ése poco de tiempo libre al anochecer aprovechado con
fruición. No obstante todo ocurre muy despacio, con la lentitud de aquellos
tiempos del tranvía y sus traqueteos subiendo por La Romera hasta Otura, de los
carros y los primeros tractores transportando y transportando, donde el tráfico que entonces circulaba todo
por la Av. de Andalucía de hoy, era bastante inferior al que ahora atiende las
necesidades del pueblo, salvo los Domingos por la tarde y aquellas
interminables colas de granadinos que volvían de las playas con sus faros
iluminándolo todo desde la Cuesta de la Casilla hasta el Cortijo Roscas y La
Paloma y como las mecánicas eran las mecánicas, hay que parar, siendo así que más de uno quedó en El Padul y
en el vecino Dúrcal producto de aquellas paradas atraído por nuestra gente. Y
poco a poco, lentamente, muy despacio, van pasando los días y termina el verano
dando paso al otoño y la Feria…La Feria Real de Ganado.
Los alrededores de la era de Los Alamos y toda la ribera de
la acequia se van poblando de animales hasta la carretera llenando el ambiente
de un sabor muy característico. Las voces de los gañanes, los regateos de los
compradores, los primeros tratos, las “guías de los animales”, la guardia
civil, los aguadores, todo un mundo que hace de las mañanas de Feria como antes
decía, pues eso… características… El mamut no ha irrumpido todavía como animal
principal de Feria aunque ya comienzan a barruntarse ciertas cosas por los
entornos del Ojo Oscuro pero solamente, que si alguien ha visto uno, que si
otro ha visto dos…leyendas…¿o no?.
El mediodía marca la hora de la cervecita o el vaso de vino
en los chiringuitos que ya comienzan a montarse en “Los Jardinillos” o en los
pollos asados con la vuelta de los del tiro al plato y las eras. Las tardes se
llenan de fútbol en “las Viñas”, carreras de cintas y juegos de lo más
variopinto para todas las edades y todos los gustos a lo largo y ancho del
pueblo. Años más tarde…los Trianeros y sus “espichás” nos hacen recordar a
ritmo de hoy un plato muy de ayer.
Y llega la noche y con
ella “la Caseta Oficial” que ha ido cambiando por distintos lugares, desde la
pista del Borillo, El Bautista, los Pérez… todos lugares con el encanto de la
multitud llenándolo todo,donde el vino da paso a los “cubatas”, donde las mesas
y las sillas son un lugar preciado, donde los estilos de los grupos musicales
van cambiando con el paso de los años haciéndose patente en cada escenario
distinto, donde comienza a elegirse la “reina de las Fiestas”, donde se estrena
ropa, donde se miran los columpias de ola y los primeros “autos de choque” con
la mirada en unos bolsillos más que vacíos, donde el chocolate con churros
sigue poniendo el punto final al trasiego… donde todo sigue igual…pasan los
tiempos…que sea siempre igual…que todo cambie…que la Feria de Septiembre, la
Real de Ganado, permanezca igual.
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