miércoles, 19 de mayo de 2010

Granada, otras vistas.

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San Jerónimo, joya granadina del Renacimiento y panteón del Gran Capitán.

Hasta 1492 Granada era un sueño de riquezas, tierras, palacios y tesoros por conquistar. A partir de ahora y por un tiempo pequeño pero intenso pasa a ser el centro administrativo, cultural y económico de España siendo las posibilidades que se abren a los conquistadores inmensas en todos los campos. Una de los facetas, quizás la más importante en ese momento es el de cristianizar cuanto antes con iglesias, conventos y monasterios todo el Reino hasta ahora musulmán, y dentro de éste maremágnum de construcciones, religiosidad y marabunta en el que se convierte Granada la Reina Isabel aprueba la creación de San Jerónimo con Fray Hernando de Talavera, el amigo de todos menos de Cisneros, primero cerca de lo que hoy es San Juan de Dios para pasar después a su actual enclave y desestimar el anterior por estar en terrenos poco saludables.

Se comenzaron los claustros y algunas dependencias para los monjes y en 1519 se inicia la construcción de la iglesia trazada por Enrique de Egas pero al poco todo da un vuelco porque la Duquesa de Sesa, viuda del Gran Capitán, solicita a Carlos V la cesión de la capilla mayor para enterramiento suyo y el de su marido accediendo el emperador. Es contratado Jacobo Florentino el cual ya estaba demostrando sus habilidades en la capilla real, cambiando todo el diseño y pasando de un tardogótico de Egas al más moderno y preciosista que ofrece los nuevos aires del Renacimiento, aún así a España tardíos.

Florentino no puede terminar a obra pues muere en 1526 apareciendo poco después el enorme talento del burgalés Diego de Siloé, de la mano del luego obispo Pedro Ramiro d Alba, escultor muy conocido ya en Burgos donde ha dejado su impronta en la catedral con su famosa escalera y otras obras en distintos monasterios desarrollando en Granada no obstante todo su ingenio escultórico pero sobre todo arquitectónico tanto aquí en San Jerónimo como posteriormente en la Catedral. Muchas vicisitudes pasó Diego de Siloé en la realización del proyecto incluyendo peleas con los promotores hasta poder culminar las bóvedas de la capilla mayor. Es ésta de una concepcion maravillosa y los órdenes clásicos alcanzan su mayor esplendor en un conjunto artístico donde las columnas, capiteles corintios, entablamentos, bóvedas de cañon con casetones, hornacinas, trompas, cardinas, héroes mitológicos, santos y santas, evangelistas, figuras de todo tipo, alcanzan a la vez que una belleza sin parangón una fuerza expresiva solo comparable con la posterior Catedral y entre otras su Puerta del Perdón. El retablo de la capilla mayor no pudo hacerlo Siloé aunque bien pudo ser su tracista sin embargo es igualmente una representación de los textos bíblicos a través de una iconografía exuberante y colorista.

Merece la pena visitarlo y detenerse un ratito en su contemplación y disfrute a la vez que recordamos por un momento todo lo que ha tenido que sufrir el monasterio a lo largo de la historia para ser hoy lo que es. Desde incendios, cuartel Napoleónico, cuartel militar, destrucción de la torre,expolios, abandono secular. Así mismo mirad hacia el suelo y recordar al promotor.




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Cabecera exterior desde la calle Gran Capitán. Los guerreros, las virtudes y contrafuertes adornan su estructura. Fijarse en la diferencia de fábrica en la parte más baja de Egas con la posterior sobre ella de Siloé.




Hay que leer la cartela en brazos de la "fortaleza" y la "industria", el Gran Capitán lo merece.



Fachada principal de la Iglesia desde el compás, remanso de tranquilidad, con la torre desmontada por los franceses a su derecha para realizar obras en Puente Verde. Reconstruida en 1962 por Prieto Moreno.







Claustro principal y pisos superiores. Recorredlo antes de entrar en la Iglesia.







Escalera en el lateral del claustro. Admirar las proporciones y deteneos en las portadas que se irán viendo a su alrededor.


.Iglesia:


Maravilla de bóveda en el crucero rematada por el cimborrio apoyado en las trompas y las bóvedas de medio cañón adornadas por casetones.







Capitel y entablamento corintio, pura maravilla para contemplar todos los detalles de sus remates que son sencillamente espectaculares.



Tumba del Gran Capitan en el crucero de la capilla mayor. No busqueis un enorme cenotafio.




Ampliación para ver las columnas, capillas laterales, vidrieras y las terminaciones abovedadas.





Retablo de la capilla mayor con una iconografía preciosista y los promotores a derecha e izquierda . De arriba abajo, de abajo arriba, y de derecha a izquierda o al revés, es decir como os de la gana ¡ disfrutarlo ¡
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sábado, 15 de mayo de 2010

Fotos de primavera


.Laguna del Aguadero desde el Romeral.




.Preparando las aceitunas para el remojón.

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.Remojón de aceitunas con cebolleta en casa del primo Juan.








.Los primeros frutos.











.Flor de la patata en el Romeral.







.No se le da mal al pariente Juan.









.El Caballo, horizonte de la Laguna.









.Compañera de fatigas...compañera.







.Laguna en el Agia






.Es grande, muy grande la Laguna.







La primera Casa Grande.

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El señor Martín no las tenía todas consigo aquella mañana cálida de Agosto de 1569 y andaba de acá para allá más nervioso que de costumbre dando órdenes a los sirvientes. Llevaba varios años viviendo en Padul y en éste, las tareas de verano estaban todavía a medio hacer, desde la revuelta de las Alpujarras todo andaba patas arriba.



Había tenido la precaución de llevar a su familia a Granada pues los rumores que llegaban de la rebelión no eran en modo alguno halagüeños y los enfrentamientos ya estaban en las cercanas Dúrcal y Albuñuelas provocando que el ambiente en el pueblo no fuese el deseable para su mujer y sus hijas.


La soldadesca andaba alrededor de la Iglesia y aparte de incordiar a los del lugar con demandas y pretensiones de todo tipo pues hacían noche en las viviendas con los vecinos estando éstos obligados a su mantenimiento y sustento, forzó a muchos de ellos, cristianos nuevos, a marcharse a la parroquia de Gójar, estaba hoy tranquila y holgazana.


Martín ya consiguió no aposentarlos en su casa que entre otros motivos estaba un poco lejos de la Iglesia y aislada, no gustándoles demasiado pero de todas formas, tras muchos dias de convivencia, estaba harto de ellos, no soportando. que todos los dias fuera un continuo ir y venir con amenazas pidiendo comida, que en su casa había, para satisfacer el hambre que de todas formas era mucha.


El calor comienza a hacer mella en las personas con el sol alumbrando en lo más alto cuando los gritos de alerta retumban por todas partes...allá por las Fuentes Altas una ingente multitud avanza a paso rápido abriéndose en abanico sobre el pueblo.



Tras unos momentos de duda, que si son moros, que si son cristianos, el primer fuego las disipó todas, despabilando a los adormecidos preparándose todos para la briega. Martín hizo entrar en la casa a los sirvientes pues aunque tenía muchos amigos moros no era cosa de andar en confianzas en estos instantes que amenazan duros.



Los soldados, atrincherados en el fuerte alrededor de la Iglesia, comienzan a pasarlo regular tras el primer ataque y los fuegos de las casas que la rodean hacen que Martín que lo ve desde la pequeña torre junto a la suya se preocupe fuertemente.



Hasta ahora era más el ruido que las nueces pero los moros no entraban en razón con él tras hablarles de sus bondades de otros tiempos y había que estar preparado para lo peor que no tardó en llegar.



Los combates pasan a ser encarnizados tronando los arcabuces y escopetas, los alaridos de meter miedo, el humo de la pólvora, el fuego en las defensas, las heridas que no ha tiempo de curar... los primeros muertos.


Dicen las crónicas de Luis de Mármol Carvajal que en toda la casa, sólo tenía Don Martín Pérez de Aróstegui una escopeta con que defenderse y que fué tanta su puntería que a muchos de los principales les alcanzó dándoles muerte tras varias horas de lucha. Sus cabezas forman parte de su escudo.


Tuvo noticias de la refriega el batallón que pernoctaba en Otura por un escudero que en el primer momento de la batalla pudo escapar subiendo por El Olivarillo dándoles aviso y a su vez éstos al Duque de Sesa y Don Juan de Austria en Granada.


Muchos fueron los muertos entre moros y cristianos aquel día de Agosto en las cuestas del pletín de la Iglesia y el acoso a la torre de la Casa Grande mientras las llamas prácticamente consumen el pueblo destrozándolo todo.


La desbandada de los sitiadores al ver llegar el socorro es total en su huida a las Albuñuelas detrozando la Vega a su paso con el fin de evitar la persecución, mientras la visión que nos queda desde allí del pueblo es a la vez deprimente y agónica , el olor a carne quemada es tan fuerte que se mete por todos los poros y los llantos en las pocas familias que quedan se mezclan con las voces de los soldados y las quejas de los heridos.


Mucha fué la batalla para un día de Agosto y muchos los muertos que en la nave mayor de la Iglesia se amontonan, preludio de otras muchas que a lo largo del tiempo se sucederán poco a poco en nuestro pueblo.
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martes, 4 de mayo de 2010

Fuente del Malnombre



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Alza el sol sobre el horizonte del cerro de Los Molinos y sus rayos acarician la Laguna en éste atardecer de primavera veraniega fundiéndose en tonos verdes los colores del Berrazal y las Cháfalas, de los Prados y el Agia. Nuestro caminar es lento, de disfrutar de la tarde que ya termina, degustando los aromas de azahar en los Quinientos, el salto de la focha entre los jaramagos escurriéndose con su chapoteo, la voz de algún vecino que malhumora con el tiempo, la cosecha hogaño mala y escasa o el perro que ladra tras una garceta despistada. Nos acercamos a la fuente.

Entre las piedras escondida, sales despacito, titubeante, cristalina y serena te saludan los juncos a la luz cuando inicias el camino de la acequia.

Frescor a la mano...¡¡ cuantos de ti han bebido ¡¡. Preguntémosle a las rocas que forman tu casa, talladas meticulosas, seguro que ellas a todos nos contaron pues todos de ti alguna que otra vez bebimos.

Las rodadas de tu cabellera, de sudor y esfuerzo, nos hablan que no siempre son los mismos caminos los que nos llevan, que no son las mismas caras las que en tu espejo se reflejan, que no siempre es la misma agua.

Alivio de labriegos y ganado antes, que andando a trabajar en la mañana por tu lado tocan, a remanso de turistas en zapatillas, gorra de visera corvada, que hoy abren los ojos al verte nacer un poquito cada momento que pasa.

Fuente que todo lo sabes, fuente del tiempo, ayer bebí en mi mano de tu agua, hoy la sigo bebiendo y quiero beberla mañana.