lunes, 10 de octubre de 2016

¡¡¡¡¡ Ofuuuu...que calor !!!!!


Las nieves del Caballo han desaparecido dejando al descubierto sus laderas gris y verde. Han bastado sólo unos días de  temperaturas altas  y ya quedan unas manchas blancas cada vez más pequeñas e insignificantes. Allá para el Veleta se hacen más extensas, separada y dispersas mientras los borreguiles corretean de agua ladera abajo. No ha sido un invierno bueno de nieve. El invierno templado y primaveral no se ha prodigado en su regalo blanco. El agua escasa llegó al inicio de la estación verde y la sierra se cubrió. No es suficiente, haría falta bastante más para saciar los veneros, los arroyos y las fuentes en muchos casos marchitas y balbuceantes, otras perdidas para siempre, puede ser, puede que se pierdan. El regalo blanco de última hora ha propiciado un alivio enorme a pastos y arboledas que hoy explotan en verde y frutos. Ha sido un invierno templado, sin heladas potentes y los frutos maduran con rapidez.

Es hora de recoger los sembrados, de poner las máquinas a punto, de iniciar la campaña de verano. No es como antes, todo es distinto, el bullicio de las siegas, las barcinas, las trillas y los trojes se perdió ya hace unos años y ahora las cosechadoras, alpacadoras, tractores y camiones los han sustituido. Sigue siendo duro, un trabajo duro pero más llevadero. Hoy no se comen pucheros ni migas al amanecer, no se ponen a punto las hoces, ni el tocino frito impregna de olor los cortijos, hoy se engrasan las piezas de innumerables recovecos en la segadora, los enormes tanques se llenan de gasoil y un café caliente de un termo al uso da los buenos días. Todo ha cambiado, bueno todo no, las charlas son las mismas, los gestos también, gestos de hombres duros acostumbrados a los nuevos tiempos que conversan de fanegas, cebada, trigo y sudor. Adaptados a lo ya no tan novedoso, a las formas de hoy, recordando a veces los tiempos de antaño, las tertulias son como siempre.

Mientras tanto en la vega todo está igual de animado. Marjales y marjales se siembran de pimientos y goteos, nuevas técnicas de producción, para nuevos mercados de consumo. Las antiguas y pequeñas huertas para consumo familiar ceden su espacio a los nuevos métodos de cultivo que suponen unos jornales extra. Hay que perfilar acequias, motores de riego, sembrar las plantas con mimo, horas y horas de cuidados que perfilan de verde los prados, preocupaciones por los precios de la subasta, de recompensas variopintas y a veces pobres para tanto y tanto tiempo de trabajo.

Fue el año pasado un verano largo y tedioso, de calor a veces bochornoso e insoportable que hizo las noches difíciles para conciliar el sueño, de mucho aire acondicionado y agua fresca de frigorífico, sí, fue un verano largo, alargado hasta bien entrado el otoño. Nos dicen los del tiempo que para éste puede ser igual, que el temido cambio climático es inexorable y sin paliativos, puede que sea así, que nos tengamos que acostumbrar, cambios de temperaturas oscilantes e inestables que nos hacen olvidar las primaveras y los otoños. Todo apunta a un verano largo, largo de calor, de altas temperaturas y muchos bochornos, de sudor y manga corta hasta el otoño. Recordar el verano pasado ya de por sí da calor, buscaremos como siempre la sombra de un nogal, de una higuera junto a la acequia, de la brisa que nos refresque al caer de la tarde estival.

Volveremos a los paseos tempraneros con la fresquita, a las puestas de sol con las últimas luces, a las tertulias de sillas en la calle con los vecinos, a las terrazas de la estación, a los sudores del mediodía, a las noches en vela de ventana abierta, a sobrellevar el estío poco a poco con paciencia y resignación.

Ya no queda nieve en Caballo, nuestro Valle luce un verde intenso y brillante contraste al gris de la sierra, los almendros se llenan de fruto, los olivos de trama, albaricoques y nísperos alumbran de amarillos sus ramas, lucecitas en la noche maduras y dulce sabor, viene el verano.

Que no sea tan largo, que llegue el marrón del otoño, que venga en su tiempo. Si esto no fuera así, si se tarda en aparecer sólo nos quedará decir un día y otro día:

          ¡¡¡¡Ofúuuu… que calor!!!

 

jueves, 6 de octubre de 2016

Manuel García Moya..."CHACON".


Manuel ya cuenta hasta cincuenta y ocho años. Nació un día de los inocentes, cuando el frío del invierno arreciaba de lo lindo aunque me cuenta que de aquel momento no se acuerda mucho y que él no se enteró. Puede que la nieve acompañara, puede que no, por mucho que intenta acordarse… imposible, no hay manera.

Si se acuerda de su barrio, de la Ermita, de la haza de San Sebastián, del pilar, del convento, de que con siete años ya era trillero avezado y trabajaba todo el verano con las “Silverias”, pagaban poco pero pagaban y a él su madre siempre le guardaba algo para la Feria.

A su padre le ensamblaron una segadora-trilladora en los talleres de Juan de Dios lo que para la época era una innovación tremenda ya que fue de las primeras en entrar en las eras y él ayuda en lo que puede. Hasta ése momento sólo se veían yuntas, carros, trillos y todo tipo de aperos. Hay que buscarse la vida y para ello toda la familia se desplaza los inviernos a los cortijos del Temple en busca de unos jornales aprovechando la temporada de aceituna. Todavía muy chico me cuenta que aprendió pronto lo que es un destajo, que dejaba la escuela aunque luego su madre lo pusiera en clases particulares cuando volvían para coger el ritmo de los demás.

Dos temporadas en la uva en la zona de Burdeos que en aquel tiempo necesitaba mucha mano de obra para sacar los buenos caldos que por allí se miman y cuidan siendo muchos los paduleños que como él ahora y otros antes ya se curten en  el tortuoso camino que casi siempre es la emigración. El franco es el franco y son como decía la película “catorce pesetas”.

En terrazos Miranda estuvo cuatro o cinco años hasta que marchó a la “mili”. Al volver se enganchó en las brigadas del ICONA en la repoblación forestal. Como eso de subir y bajar cerros ya se le daba bastante bien era el encargado de suministrar los plantones a los sembradores. Así lo hizo en las sierras de Dúrcal y Nigüelas. Unas cuantas campaña allá por Toulouse en la manzana y al tiempo se casa con Gracia y hoy tienen dos hijos , Diego y Trini ambos profesores. Me cuenta que ellos si han aprovechado los estudios, no como él y que en lo guapos pues… como la madre para que nos vamos a engañar.

Ventitantos años dedicado al mantenimiento de la urbanización del Puntal, hoy es autónomo y se dedica a casi todo junto con su amigo y socio “Leo”, todos los días para arriba y para abajo en los trabajos de jardinería, albañilería, fontanería etc, etc. La crisis de hace unos años a todos obligó a reciclarse.

Militante de Izquierda Unida, también ha sido concejal de fiestas una legislatura. Cuatro años complicados pero llenos de experiencias que él califica de muy positivas tanto en lo político como en lo personal. Compaginó como pudo su trabajo en el Puntal y sus ratos ejerciendo de concejal teniéndolo ocupado  mucho tiempo.

Ya hace unos años de su otra gran afición, la de andarín, primero junto a unos amigos y después en el club “La Silleta” con el que casi todos los Domingos realiza alguna actividad. Me cuenta que ha andado por los Picos de Europa, los Pirineos, la Sierra de Cazorla, Grazalema, Aracena, la sierra de Baza y sobre todo los montes del Padul, Dúrcal y Nigüelas y el macizo de Sierra Nevada.

Una de las excursiones que más le gusta es ir al refugio de Elorrieta allá en lo más alto de la sierra, recorrer los “tresmiles”, llegar a la Alpujarra, admirar el paisaje, rendir un poco tributo a la naturaleza, cansarse, sudar un poco y al terminar una buena cerveza bien fría pondrá el contrapunto al esfuerzo del día.

 
 
 
Poco a poco me habla de la sierra, del Manar, de las Albuñuelas y de Cónchar, de la Almijara, de las lagunas de las cimas de Sierra Nevada de sus amigos y amigas del club, de su mujer y sus hijos, de su madre, aquella mujer pequeñita pero buena donde las haya, de toda la familia. Buen amigo  desde hace ya más que muchos años le pregunto para finalizar que porqué el apodo de “Chacón” y me cuenta que a su bisabuelo le gustaba por lo que se ve el cante flamenco y que en aquel tiempo el mejor cantaor era un sevillano de nombre Chacón… ahí es nada.

Siempre trabajando, siempre adaptándose a las circunstancias, siempre en el tajo. Amigo “Chacón” como siempre lo has sido, a lo largo de toda tu vida,  que sigas siendo… “un hombre bueno”.  Gracias por la conversación, por la charla y por los buenos ratos que hemos pasado y pasaremos juntos.

 


                                                       INFORME SEPTIEMBRE

VIno, jamón y literatura...


 
 
 
 
Se había preparado un día entretenido y amigable, un día para disfrutar de los sentidos y de la buena compañía en un ambiente relajado y cordial, como debe ser. En éste invierno, raro donde los haya, también acudió el viento a su cita más la carpa cumplió su labor más que bien para que todo saliera a pedir de boca y los contratiempos fueran los menos posibles.

Comenzó Manuel Delgado con voz potente, para meternos en harina, y su preludio literario a todo lo que vino después, entretenido, alegre, vivaracho y avispado con graciosas anécdotas de Gonzalo de Berceo, el Marqués de Santillana, el Lazarillo, y como no los grandes Quijote y Sancho Panza. Gracias Manuel… una introducción… ¡perfecta!.

 
Le siguió el turno el amigo Julio al corte de jamón, un arte total, el cuchillo se mueve como por arte de magia ya por aquí, ya por allí… ya por todas partes… siempre perfecto, siempre plano, siempre con un cuidado exquisito y el loncheado parece por momentos bailar en sus manos. Los platos vuelan y todos miramos con la sana envidia de quién así desea hacerlo y por más que lo intenta no sale, qué se le va a hacer.

María José y Diego han preparado unos tapas de queso de cabra con mermelada muy sugerentes en el colorido y con ellas le damos paso a Miguel que con sus “cosechas”, “crianzas” y “reservas” de un vino tinto de Marchena que poco a poco comienza a hacer las delicias de todo el personal. Si bueno está el “cosecha”, que decir de los demás. Puro caramelo en la boca que saboreamos con avidez entre lonchas de jamón y queso… ¡qué delicatessen!    ¡¡ Enhorabuena Miguel… excelentes!!

Cuando ya todo parece terminar nuevamente Maria José y Diego nos sorprenden con un arroz que hace el contrapunto perfecto y ponen en marcha las tertulias en las mesas que se prodigan por doquier organizándose conversaciones de todo tipo y color. Un buen café, unos pestiños deliciosos, ¡gracias Antoñita!, algún que otro gin-tonic y más charla completan la tarde hasta ponernos entre dos luces.

 
Las gracias no sólo a Maria Jose, Diego, Manuel, Julio y Miguel… Gracias a todos los que habéis venido, por pasarlo bien con un poco de todo, un poco de literatura, de vino, de jamón, de queso…de alegría, de amistad, de ganas de pasar un rato bien, de disfrutar de buena compañía, de la sabiduría de los buenos momentos, de mirar a los ojos, de contar un  chiste, de brindar por aquí y por allá, de ahora me siento o ahora me levanto, de saborear con lentitud, muy despacio… los buenos momentos. GRACIAS A TODOS.

 

 

  
 
 
 
 
 

Los romanos del Padul.

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Tiene el Viernes Santo en Padul algo especial,  algo que  ya desde muy temprano te hormiguea en el estómago y te hace ver el día de forma totalmente distinta porque los Viernes Santo en Padul son diferentes ya sea con nubes o con sol, con más o menos frío o más o menos calor, el día es diferente sí, el día es diferente.

 

 
 
 
La procesión del Viernes Santo en Padul tiene ya muchos años, va camino del centenario en la forma que hoy tiene aunque todo indudablemente con el tiempo, también ha cambiado. Son miles de personas las que se agolpan al caer la tarde para verla a su paso por “la estación” y entre sus grandes atractivos puede que sea la  combinación de hombres de trono, costaleros y costaleras, bandas de música, penitentes y mantillas y como no “los pasos vivientes”. A lo largo de los años la evolución ha sido clara en todos los sentidos. Hoy los tronos no van con ruedas y todos se han renovado, el sonido de las bandas de música inunda todas las calles del pueblo, las flores y las velas adornan los pasos en una profusión de luz y color única y singular. Los Viernes Santo en Padul sí, son diferentes,

Hay cosas que no cambian, o cambian poco: “ya vienen…mirad ya vienen…apartarse ya vienen los romanos”. Los chiquillos siguen hoy como ayer esperando a que lleguen “los soldados romanos” y yo diría que chiquillos y grandes pues hay cosas que con el tiempo pueden cambiar, otras indudablemente no. La admiración que despiertan a su paso es clara y evidente, el sonido de los tambores, el golpe de las picas, el brillo de los uniformes, la marcialidad de su paso cuando hacen “la espiga”, cuando hacen la “reverencia” a la cruz… “que ya vienen los soldados romanos”. Hablo con Juan Peregrina, romano de muchos años, romano de corazón y me cuenta los muchos que a lo largo de los años  han sido “romanos”. Me habla de los cabos que a lo largo del tiempo los han guiado en el desfile hasta hoy: “Cano”, “el hijo de Jesús de la fuente”, “Paco el hijo de Juan de Dios”, “Salvador de Molina”, “Paco risicas”, “Manuel lechón” que lo fue a lo largo de muchos años, “Gabriel Rejón”, “Rafa Cuesta”, “José Cuesta”, “Diego Loría”…. Y soldados…, han sido tantos y tantos los soldados que no pararíamos de hablar.

Antes acompañaban “La Hermandad del Señor” y al día siguiente les daban un dinerillo y  una arroba de vino para que hicieran una fiesta… y bien que la hacían. Hoy forman parte de la cofradía “de los pasos vivientes” y acompañan “a las tres Marías y a los Nicodemus” en el traslado del “Cristo yacente” siendo así que ya desde media tarde tras un recorrido tabernario por algunas calles del pueblo, hoy con más tónica que vino, emulando a los antiguos romanos, los de hace dos mil años, recogen el cabo y el portador del estandarte a “las tres Marías” a que Encarnita Muñoz y marchan a casa de Rosa de paulino para escoltar a los Nicodemus. Os aconsejo verlos en la calle del cura, el paso entre las doce picas de los soldados bonito y espectacular.

Antes sólo iba un tambor, hoy dieciséis y el sonido sigue siendo peculiar y único, el sonido  “de los Romanos”. En ellos las cosas son distintas y el ingenio hay que ponerlo en marcha si se quiere tener a punto toda la indumentaria y se van  buscar los cascos en Motril, la coraza en Baena, las ropas en los talleres de costura de Padul, los penachos hacerlos ellos mismos… todo es muy caro.

Ya no entran en la Iglesia  y formar la Cruz  al finalizar el recorrido, ésa costumbre se perdió allá por los años ochenta puede que alguna loseta rota tuviera parte de culpa y es que muchos sambenitos les han colgado a “los romanos” a lo largo del tiempo, muchos y variados, que si retrasan la procesión, que son indisciplinados, que si a fulanico le han dado con la pica… y alguno me imagino que será verdad más yo diría que en estos casos nada es verdad ni es mentira… que continúe la leyenda.

Han desfilado por los pueblos de nuestro Valle de Lecrín,  por el Norte de Granada en Guadix, Baza y Caniles,  en la capital, en Archidona en muchos otros lugares de Andalucía.

Son los “soldados romanos de Padul”… que procesionan los Viernes Santo en su pueblo y que aún hoy, época de televisión, internet y videojuegos siguen levantando ésa ola de admiración y simpatía a su paso… “Ya vienen… ya vienen los romanos”,

Todos vamos dando un pasito para atrás, con un poco de recelo. Las picas pasan a nuestro lado cerca, muy cerca y poco a poco desfilando a golpe de los tambores se marchan hasta otro año…”los soldados romanos”.