Las nieves del Caballo han desaparecido dejando al
descubierto sus laderas gris y verde. Han bastado sólo unos días de temperaturas altas y ya quedan unas manchas blancas cada vez más
pequeñas e insignificantes. Allá para el Veleta se hacen más extensas, separada
y dispersas mientras los borreguiles corretean de agua ladera abajo. No ha sido
un invierno bueno de nieve. El invierno templado y primaveral no se ha
prodigado en su regalo blanco. El agua escasa llegó al inicio de la estación
verde y la sierra se cubrió. No es suficiente, haría falta bastante más para
saciar los veneros, los arroyos y las fuentes en muchos casos marchitas y
balbuceantes, otras perdidas para siempre, puede ser, puede que se pierdan. El
regalo blanco de última hora ha propiciado un alivio enorme a pastos y
arboledas que hoy explotan en verde y frutos. Ha sido un invierno templado, sin
heladas potentes y los frutos maduran con rapidez.
Es hora de recoger los sembrados, de poner las máquinas a
punto, de iniciar la campaña de verano. No es como antes, todo es distinto, el
bullicio de las siegas, las barcinas, las trillas y los trojes se perdió ya
hace unos años y ahora las cosechadoras, alpacadoras, tractores y camiones los
han sustituido. Sigue siendo duro, un trabajo duro pero más llevadero. Hoy no
se comen pucheros ni migas al amanecer, no se ponen a punto las hoces, ni el
tocino frito impregna de olor los cortijos, hoy se engrasan las piezas de
innumerables recovecos en la segadora, los enormes tanques se llenan de gasoil
y un café caliente de un termo al uso da los buenos días. Todo ha cambiado,
bueno todo no, las charlas son las mismas, los gestos también, gestos de
hombres duros acostumbrados a los nuevos tiempos que conversan de fanegas,
cebada, trigo y sudor. Adaptados a lo ya no tan novedoso, a las formas de hoy,
recordando a veces los tiempos de antaño, las tertulias son como siempre.
Mientras tanto en la vega todo está igual de animado.
Marjales y marjales se siembran de pimientos y goteos, nuevas técnicas de
producción, para nuevos mercados de consumo. Las antiguas y pequeñas huertas
para consumo familiar ceden su espacio a los nuevos métodos de cultivo que
suponen unos jornales extra. Hay que perfilar acequias, motores de riego,
sembrar las plantas con mimo, horas y horas de cuidados que perfilan de verde
los prados, preocupaciones por los precios de la subasta, de recompensas variopintas
y a veces pobres para tanto y tanto tiempo de trabajo.
Fue el año pasado un verano largo y tedioso, de calor a veces
bochornoso e insoportable que hizo las noches difíciles para conciliar el
sueño, de mucho aire acondicionado y agua fresca de frigorífico, sí, fue un
verano largo, alargado hasta bien entrado el otoño. Nos dicen los del tiempo
que para éste puede ser igual, que el temido cambio climático es inexorable y
sin paliativos, puede que sea así, que nos tengamos que acostumbrar, cambios de
temperaturas oscilantes e inestables que nos hacen olvidar las primaveras y los
otoños. Todo apunta a un verano largo, largo de calor, de altas temperaturas y
muchos bochornos, de sudor y manga corta hasta el otoño. Recordar el verano
pasado ya de por sí da calor, buscaremos como siempre la sombra de un nogal, de
una higuera junto a la acequia, de la brisa que nos refresque al caer de la
tarde estival.
Volveremos a los paseos tempraneros con la fresquita, a las
puestas de sol con las últimas luces, a las tertulias de sillas en la calle con
los vecinos, a las terrazas de la estación, a los sudores del mediodía, a las
noches en vela de ventana abierta, a sobrellevar el estío poco a poco con
paciencia y resignación.
Ya no queda nieve en Caballo, nuestro Valle luce un verde
intenso y brillante contraste al gris de la sierra, los almendros se llenan de
fruto, los olivos de trama, albaricoques y nísperos alumbran de amarillos sus
ramas, lucecitas en la noche maduras y dulce sabor, viene el verano.
Que no sea tan largo, que llegue el marrón del otoño, que
venga en su tiempo. Si esto no fuera así, si se tarda en aparecer sólo nos
quedará decir un día y otro día:
¡¡¡¡Ofúuuu…
que calor!!!
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