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El otoño ha llegado, tarde, sin prisas, con la lentitud que sólo la naturaleza sabe imprimir a sus quehaceres, lo ha hecho en Noviembre, con las hojas aún verdes y brillantes de las higueras, con los frutales queriendo amanecer en primavera, con las luces no apagadas del verano largo y caluroso... el otoño entre agua y agua ha llegado.
Terminó la Feria, llegaron los Santos y Difuntos, en una fiesta extranjera y pagana donde las haya, con las visitas de siempre a los cementerios, con los huesos de santo y las flores, con los "mantecaos"... sí... los "mantecaos" ya están en los mercados y es que si no hay otoño que sea la Navidad... larga... muy larga, que nos pongamos abrigos, que la crisis sea menos crisis, que comamos roscos... y "mantecaos".
Cada cosa a su tiempo, que espere el turrón, que caigan las hojas, que llueva, hay que sembrar y arar la tierra, preparar la leña de la chimenea, cuidar los vinos nuevos, estrenar rebecas, apartar la crisis, pelear duro con la tristeza, es otoño, dejad que llueva, tras las nubes fuertes y grises el sol está, si hoy no lo vemos aunque sea otoño salir... saldrá.
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