Era el año de 1491 y el rey Fernando estaba decidido a conquistar Granada una vez que Baza, Guadix y prácticamente toda la vega estaban en manos cristianas.
"¡ Majestad ¡ si el Valle de Lecrín y Las Alpujarras no son nuestras, nuestra no será Granada, pues siempre tendrán los granadinos alimento y moros de socorro además fue por perderse El Padul que se perdieran Las Alpujarras, ganemos pues El Padul... que se ganaran Las Alpujarras"
El marqués de Cádiz hablaba con vehemencia mientras el de Villena ya estaba listo con todo lo necesario para conquistar El Padul pues en 1489 el Rey de Granada en un último intento les había dado una lección a los castellanos a la vez que se aseguraba el camino del Valle de Lecrín. A partir de ahora El Padul sería castellano y hacia allí partió con la idea de saquear y talar todo el Valle con el fin de evitar los aprovisionamientos de Granada. Tres mil a caballo y el doble o más a pie componen la fuerza de ataque.
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No eran muchos los paduleños para defenderlo ni tan grande la fortaleza, pasando el marqués como una apisonadora hasta Acequias volviendo luego al Padul donde el Rey Fernando le guardaba las espaldas. Se intentó entrar en Las Alpujarras pero el desconocimiento del terreno, el barranco de Tablate y la determinación de los moros granadinos con Zahir Ben Atar al mando de una caballeria ligera en el peso y rápida de movimientos, no dejaba de hostigar a los castellanos con pequños ataques y retiradas.
Bajaron muchos de los montes de Lanjarón a defender el barranco y les hicieron desistir regresando al Padul para marchar después a su Real en la vega de Granada. En la antigua carretera de Motril, el puente nazarí hoy restaurado, nos da una idea idea de lo quebrado e inhóspito del terreno donde los granadinos se aferran a un futuro a punto de terminar. El labrado de la silla del coro en la catedral de Toledo habla de la importancia estrátégica del Padul en aquel momento por su localización a la entrada del Valle como luego ocurrirá en la sublevación de los moriscos.
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Comienza a partir de ahora una nueva historia, contada por otros, con nuevos paduleños, con orgullo y tristeza de unos y satisfacción en los otros, aunque claro... esto también será motivo de muchas historias.
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