Traspasamos el Puente Internacional del Guadiana y nada más
hacerlo nos damos cuenta que las personas, los pueblos, las costumbres, las
comidas no son tan distintas de las andaluzas, eso sí hablar hablar, hablan un
poco “raro”. Raro para nosotros, pero claro, para ellos los raros deberíamos
ser nosotros.
Es El Algarve la Andalucía de Portugal, bañada por el bravo
Atlántico, sus orillas han sido batidas por el viento y el océano a lo largo de
los siglos formando por un lado acantilados y formas rocosas espectaculares así
como larguísimas playas de arena fina y remanso suave. Las formas de color ocre
amarillento lo dominan todo creando unos entornos en el paisaje con una
tonalidad rojiza que al caer de la tarde
a mí me hicieron recordar más de un día los atardeceres del alto Albaicín.
Hemos parado en Portimao, ciudad portuaria, pescadora
turística e internacional situada en el centro-oeste del Algarve. Desde ella
nos hemos movido un poco en todas direcciones. Una de las fotos que ilustran el artículo es de “Praia da Rocha”, el centro turístico de
Portimao. Un día a Lagos y Sagres, hacia el Oeste, buscando el cabo San Vicente,
la punta de piedra más al sur-oeste de Europa , abierta agreste y formidable al
Océano Atlántico.
Lagos es una pequeña ciudad pero magnífica, de paseo muy
agradable por su centro histórico muy parecido a nuestros pueblos junto al mar,
tiene sin embargo muy cerca, en sus playas una de las formaciones rocosas más
bonitas del Algarve. Visitable por tierra y en excursiones en barco es un paraíso
natural para no perderse. Se trata del “Ponte da Piedade”, lo veis en la foto.
Del interior del Algarve visitamos Silves, Monchique y Caldas
de Monchique. La primera es una bonita ciudad histórica, conserva en lo más
alto un excelente castillo de origen
musulmán aunque ampliamente restaurado y las segundas son ciudades famosas por
sus baños termales. Están enclavadas entre bosques que a lo largo de éste
verano pasado sufrieron la visita de un enemigo implacable como es el fuego. El
paraje en algunos momentos es desolador, el verde sobresale en un recodo, en
una vaguada…allá al fondo, cualquier sitio es bueno cuando intentas volver a la
vida. Una maravilla de lugar que lucha por recuperarse. El valor de las personas
miles de veces es encomiable por su trabajo y su dedicación.
En el Este de Portugal hemos visitado las muy turísticas
Vilamoura y Albufeira. Con todos los servicios que demanda el turismo ya sea
muy exigente o menos exigente, hay para todos los gustos, playas inmensas con
todos las comodidades y puertos deportivos lujosos y derrochadores. Faro, la llamada capital del
Algarve más al este también la visitamos y pasear por el puerto, el casco
histórico alrededor de “La Sé” en el
interior de un recinto en muchos sitios amurallado, de callejuelas estrechas y sinuosas se hace
imprescindible. Así mismo fuera del recinto, la calle de San Antonio es
comercial para todos los gustos y dar una vuelta por allí y sus alrededores muy
aconsejable.
Hay muchas pueblos, playas, lugares pintorescos, excursiones
por hacer y visitar. Esto sólo es una pincelada de un región encantadora,
vecina nuestra, que nos recibe con los brazos abiertos. Por cierto, hablar con
la gente es siempre bueno y en éste caso
ser de Granada… “un puntazo”… admiran nuestra ciudad y la Sierra… si les
digo que soy del Valle de Lecrín… entonces alucinan.
De la gastronomía qué decir… bacalao por aquí y por allá, de
todas las formas posibles, de todos los tamaños, desmigado y con lomos de
varios centímetros. En todos los sitios hay lugares pintorescos para comerse un
buen plato o unas sardinas o una cataplana… y los precios bastante, bastante
buenos.
Algarve cercano y bonito, cercano en razón y sentimientos, cercano de las personas, al
“ladito” de Andalucía, cercano de corazón, eso sí…”hablan raro
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