viernes, 1 de noviembre de 2013

DEL PADUL A LA BUCKNELL UNIVERSITY

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Tiene Manuel Delgado un buen número de  años en el morral más apenas se le notan pues si por él fuera de jubilarse y dejar de dar clase ni hablaría. Profesor de literatura clásica española en la muy prestigiosa Bucknell University de Pensilvania en los Estados Unidos se le iluminan los ojos cuando me habla y no para de los chicos que cada año le acompañan a España y Granada para perfeccionar sus estudios de español en una actividad junto a la Universidad de Granada.





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Son meses intensos en los que ejerce de profesor, de padre, de amigo, de compañero, de confidente… porque son sus jóvenes, los jóvenes de la Bucknell, pero hasta ahora siempre había tenido una espinita clavada, una espinita que éste año gracias al empeño de María José Lázaro y al suyo propio han podido cumplir. Un pequeño sueño que no era otro que visitar su pueblo, su añorado y querido pueblo del Padul y en ésta Feria todo ha podido ser, siendo así que los chicos han comido “espichás”, bailado rumbas y sevillanas por las casetas,  algún mojito, conocer nuevos amigos  y amigas entre los chicos del pueblo y han disfrutado con nuestras costumbres, con nuestra forma de hacer las cosas, con el cariño con el que se les ha recibido…y a Manuel se le escapa la sonrisa, una sonrisa enorme de satisfacción y poco a poco recuerda. Recuerda la calle Angosta donde nació, castiza y paduleña donde las haya y me da muchos nombres de aquella época y de las Ferias que él vivió, de su vida de niño por los alrededores del pretil de la Iglesia, por la Plaza y la calle Real, de que todo era muy duro, durísimo,  y que para poder estudiar marchó a los Maristas a Villalba en una Feria de 1957 y con ellos recorrió España  en diferentes colegios  estudiando magisterio en Larache con exámenes por libre en Ceuta para volver a Granada a Los Ojígares y dar comienzo a su carrera docente.

Poco después a Roma varias veces a estudiar Filosofía y Teología y en uno de esos interminables viajes en tren de Roma a Barcelona conoció a Alice, americana enamorada de España que venció su timidez y charló y charló todo el trayecto, siendo eso así que con ella marchó Manuel  a América sin conocer una palabra de inglés, quién lo ha visto y quién lo ve, sólo aprendió “yes”, y siempre y para todo…yes…yes…yes dándose la paradoja  que en su boda, la verdad sea dicho, independientemente de ser la única palabra que le fue necesaria, era la única que realmente conocía su significado y según me cuenta acertó…su mejor acierto.

Hoy tienen dos hijas, americanas…granadinas…paduleñas y es que hasta Alice es paduleña por los cuatro costados y todos ejercen de ello… aquí y en Pensilvania. Profesores de la Bucknell me continúa hablando  Manuel  con ése acento paduleño-americano que disfruta enormemente de su trabajo, que enseñar literatura clásica española en ésta prestigiosa Universidad es un auténtico honor y que su mayor satisfacción es ver a sus jóvenes disfrutar y trabajar con lo español, con Granada y sobre todo éste año que le digan que la visita a su pueblo, al Padul,  ha sido de las actividades más interesantes que han realizado y es que aquí, entre nosotros se han encontrado casi en familia…su familia.

Ya pronto le llegará la jubilación y habla de sus experiencias, me cuenta de “sus chicos” y lo  lejos que llegarán, ingenieros, políticos, abogados, empresarios, que sus compañeros todos han oído hablar por él del Padul, que ahora lo harán también  los jóvenes, que espera no perderse ninguna Feria más, que hay que visitar La Laguna, la Casa Grande…que hay que comerse unas migas o un puchero… ¡qué difícil dejar de trabajar! .Aunque como él dice qué mejor satisfacción  que hacer lo que te gusta, que te miren a los ojos y que te digan que todo ése trabajo es bueno, bueno y que lo haces bien.



Gracias por todo Manuel, también a Fátima tu compañera en la organización, ha sido un verdadero placer conoceros  y muy enriquecedor acompañaros y hablar y hablar contigo. Unos días para María José y para mí que no olvidaremos. Nos seguiremos viendo, en Granada y en El Padul, siempre.

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EL JARDIN DE LA CASA DE CAMPO... ¡¡VOLVERÉIS¡¡



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