Pintura de Francisco Pradilla.
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Fue Zahir Ben Attar un joven guerrero de la nobleza granadino-nazarita en los últimos años del Reino de Granada. Los Reyes Católicos han tomado la determinación de conquistar Granada y los asedios a su Vega son constantes por parte de las tropas castellanas en su afán por conquistar la ciudad y los tesoros soñados por todos ellos. Los encontronazos con los destacamentos moros de la ciudad intentando defender lo ya prácticamente perdido se dan muy a menudo y son motivo de multitud de romances, cuentos y leyendas acerca de unos caballeros y otros tratando de heroicidades y aventuras caballerescas más propias de otros tiempos ya pasados.
Las aventuras reales son a veces tan verdad como las imaginadas y no menos importantes. Las matanzas entre familias dentro de los de Granada, abencerrajes y zegríes etc etc y sus diferencias provocarán que el tiempo en su pérdida se acorte mucho más si cabe.
Las aventuras reales son a veces tan verdad como las imaginadas y no menos importantes. Las matanzas entre familias dentro de los de Granada, abencerrajes y zegríes etc etc y sus diferencias provocarán que el tiempo en su pérdida se acorte mucho más si cabe.
A Zahir se le encargó en una reunión del Palacio de Comares con el Rey Boabdil la protección del Valle de Lecrín o en su caso el intentar incordiar lo más posible a las tropas cristianas y procurar mantener algún paso con Las Alpujarras ya que mientras éstos estuviera libres el alimento en Granada no faltaría así como la posible ayuda que pudiera venir del Norte de Africa la cual esperaron en vano.
Puente de Tablate.
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Es la primavera-verano de 1491 y las andanzas de nuestro caballero por los montes y quebradas del Valle de Lecrín son numerosas ya que era muy buen conocedor del terreno. Aparte de disponer de una caballería, rápida y ágil en el combate se encargó de preparar la defensa de los barrancos de Mondújar y Tablate sosteniendo bastantes refriegas con el conde de Tendilla y el marqués de Cádiz. Nunca los cristianos pudieron estar tranquilos por el Valle, si bien camparon por él y lo arrasaron varias veces hasta la rendición de Granada poco después y parece ser que nuestro hombre acompañó a su rey en el viaje a las Alpujarras almerienses en Laujar y posteriormente a Marruecos cuando se marchó definitivamente. En el periódico "El Valle de Lecrín" podéis leer algo más cada mes.
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