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La mujer entró en el despacho
con determinación, con la determinación
de pensar en que se tiene razón y hay
que ejercerla cueste lo que cueste… “Valero…vamos a ver, me he leído la
constitución, sí… y lo dice muy claro…por eso estoy aquí…y para empezar yo
quiero un trabajo porque yo lo que quiero es trabajar y otra cosa que me hace
falta es una casa, una casa baratica y que esté bien, porque ahora no tenemos
para nada, pero para nada de nada….ahhh!!! y además, mira…, mi hija está muy
baja de autoestima…y mira que es guapa… y por eso…porque es muy guapa a ver si
en la Feria de este año… pues… que la nombréis Mis Padul… que la chiquilla se
me venga arriba ¡¡”.
A veces el despacho…la mayoría de
las veces, está animado, más que animado. Se entra y se sale rápido, se
gestiona, se resuelven papeleos, alguna excusa que otra, “Paco mira…te
acuerdas…te dije…me dijiste…quiero…mira a ver…”. Las reuniones en Granada, en
Sevilla…donde haga falta…otra reunión… ¿ahora con quién?... vuelta a empezar.
La anécdota del principio quizá es real, quizá no, simplemente es bonita por el
fondo y por la forma, lo dura que pueda ser la vida, lo que tiene de real y lo
simple que muchas veces puede llegar a ser…pasan cinco minutos… vuelta a
atender… el teléfono…el correo…más personas…” ¿Paco vas a ir tú? ”… “pero
Manolo y al otro lado… ¿quién va?”. Hay veces que todo termina…las menos…pero
las hay. Son minutos de cerrar un poco
los ojos, de pasarse la mano por la cabeza, de mirar por el ventanal y ver que
fuera hay momentos en los que llueve y momentos en los que hace sol, de
acordarte de la familia, de los que a tu lado trabajan día a día dándolo todo,
de la gente sencilla del pueblo, de algún amigo…y a veces hay momentos, otros
momentos distintos, en los que incluso con mucha gente, que miras las paredes… te quedas cliso y piensas…¡
qué sólo se queda el despacho ¡.
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Habéis conocido mucha gente, de aquí y de
allá, paisanos y no paisanos, costumbres antiquísimas, lugares insospechados,
habéis conocido vuestro pueblo porque ocho años…¡quién lo diría ¡, dan para
mucho.
La lucha diaria entre el querer y
el no poder, las zancadillas políticas y no políticas, los avisos por todos
lados, esto si…esto no, decisiones a veces duras, las manos atadas, el cariño
de mucha gente, la boda en que además de oficiante, se es testigo, se es
público y padrino porque hasta se paga un café.
Hay de todo, de todo un poco, quieres cumplir con la gente, ¡tú puedes
Manolo!. ¡tú puedes Paco! Y claro…no siempre aunque se quiera, se puede.
El ser alcalde y concejal da para
mucho, pluriempleo total con las
profesiones más variadas y es que hay que añadir a las que se suponen por el
cargo otras de lo más variopinto que van desde confesor de despacho a
intermediador vecinal o negociador conyugal o maestro infantil o guía cultural
y no importa… lo entienden así. Dicen que las terribles inundaciones de 2007,
recién estrenado el mandato, han marcado su forma de ser y es que una semana
antes de la Feria el pueblo estaba patas arriba con barro por todas partes y mucho por hacer. Al final la Feria… salió.
No eran políticos y la crisis le dio al
Padul la peor de las bofetadas encontrándose un paro desbocado y una economía
bajo mínimos. Fueron años duros…muy duros pero a su vez de grandes
satisfacciones pues se consiguieron muchas de sus propuestas.
Y lo más importante, muchas
veces, en muchas ocasiones, ves una sonrisa y cuando la ves te das cuenta de
que merece la pena.