No todo en el viernes Santo en El Padul son tronos, bandas de música, incienso, rezos, misa . Ya comenzó entrañable unos días antes con el pregón del buen amigo Juan Carlos Romero, emoción suya a raudales y contagio total en los que allí estábamos. La banda de música, el piano y el coro Al-Badul pusieron la guinda en una noche a recordar, y por supuesto lo más familiar, la preparación de la mantilla, el recorrido, los romanos, las Marías, los amigos Nicodemus, las casas en el camino abiertas por los paduleños para que todos puedan pasar y tomar un café, un vaso de vino, un caldo, una copa, un pestiño, una tortita de masa... un descanso, un alivio.
Yo estuve en dos,en la fuente gracias Nani, y también en la plaza, gracias Niño.
Por vosotros, por mi mujer, por su amiga Angus, por todos los amigos y todos los que se esfuerzan por que sea como es éste Viernes tan especial en El Padul.
Hoy, por una vez, permitirme una licencia más familiar.
Espejo y colocación.
Despacito y buena letra con Magadalena
El resultado en la Ermita a punto de salir.
Con Andrés y Diego. Hoy Nicodemus. Cada día algo nuevo.
Isidoro y Paco. Los viejos guerreros gastan palillos y tuba.
Gracias Nani.
Juan, si pesa el Senatus... si pesa.
Pero qué guapa...
...y también... que guapas.
